LA BIBLIOTECA EPISCOPAL DE PLASENCIA


La recuperación de esta Biblioteca para su consulta, investigación y difusión ha sido posible gracias al empeño de los integrantes de la Delegación de Patrimonio del Obispado de Plasencia, al Obispado en General, con sus Obispos al frente, y al Banco Sabadell con su financiación inicial.

Esta recuperación no se ciñe solo a la colección de la Biblioteca, sino también a la restauración de su estancia, que se comenzó a construir exprofeso para albergarla en 1772 y se concluyo en 1774 con un coste de 600.000 reales.

La Biblioteca

Se encuentra ubicada en el Palacio Episcopal, de estilo colonial, de la Diócesis de Plasencia. Está formada por una única planta rectangular con luces naturales en sus lados más cortos, dividida en dos mitades por un arco rebajado en sus lados largos, formando una bóveda de arista en cada mitad; componiendo seis arcos cerrados por las paredes, cuatro en los lados largos de la planta rectangular y dos en los cortos, los cuales se corresponden con los de las luces naturales.

Estos arcos cerrados por las paredes se aprovecharon para instalar las estanterías; por lo tanto, son seis, hechas ex profeso para estos arcos formados en las paredes, con madera traída de Navarredonda de Gredos, abiertas, sin cierres laterales, los cuales se han incorporado en la restauración actual, ni fondo y siendo muchas veces la profundidad de las bases de los estantes más corta que la de los laterales. Adornadas con molduras lobuladas en el arco superior y medallón con el número de estantería en lo más alto.

Las estanterías están divididas en columnas y baldas numeradas con números arábigos, excepto las baldas añadidas posteriormente en la parte inferior, las cuales están ordenadas alfabéticamente. La idea de que son un añadido posterior se refuerza por la heterogeneidad del contenido de las obras instaladas en estas baldas posteriores, las cuales no siguen el sistema de clasificación utilizado para organizar la Biblioteca.

La Biblioteca tiene tres ventanas dos de ellas enterizas, dos ojos de buey encima de las ventanas enterizas, los cuales lamentablemente con la restauración que se ha realizado posteriormente han quedado cegados. Dos puertas, una al exterior y otra de acceso a los salones privados del Palacio Episcopal, además de contar con una hornacina. Otro elemento destacable es el suelo original de baldosas de barro.

Orígenes de la Biblioteca

La Biblioteca Episcopal de Plasencia, al igual que muchas bibliotecas episcopales, tiene su origen en el reglamento contenido en la “Real Cedula… á los Prelados y Cabildos de las Iglesias y Catedrales… el reglamento hecho por el colector General de Espolios y Vacantes D. Manuel Ventura Figueroa… para el establecimiento de un fondo de que costear la expedicion de Bulas de los Arzobispados y Obispados, reserva de muebles y alhajas para el uso de prelados, como también de libros para una Biblioteca Pública en los Palacios Arzobispales y Episcopales…”. Dada en el Pardo el 17 de febrero de 1771.

El fundamento principal de esta Real Cedula era aliviar a los Prelados su ingreso en las Diócesis, es decir, que pudieran asumir los costes de la toma de posesión de sus cargos de Obispos y Arzobispos; y en ella se disponía entre otras cosas que se reservasen para siempre para el cargo de la Mitra todas las librerías que se encontrasen a la muerte de los prelados, para el uso de sus sucesores y familia, y también para el aprovechamiento público de sus diocesanos.

Además, esta Real Cédula especificaba que cada Diócesis debía emplear un Bibliotecario que fuera el responsable de la Biblioteca, con un horario de la Librería o Biblioteca de tres horas por la mañana y dos por la tarde, todos los días excepto festivos y con un salario de 480 ducados pagados por el Obispado. Los Prelados decidían donde se situaban las Bibliotecas en sus palacios, y por último estas se encontraban bajo la protección del Consejo de Cámara.

En la Biblioteca se encuentra una copia manuscrita y un ejemplar original de esta Real Cedula en dosieres con otras reales cedulas, memoriales, pragmáticas, manuscritos, breves, etc.

Al año siguiente, un resumen de este reglamento se incluyó como exposición en la “Real Provisión de los señores del Consejo en el extraordinario a consulta con S.M. en que se incluye la Instrucción formada sobre el destino de todas las Librerías existentes en las Casas, Colegios, y Residencias que los regulares expulsos de la Compañía dexaron en estos Dominios, con las reglas oportunas para proceder á su entrega, y otras prevenciones que se han estimado convenientes. Año de 1772. En Madrid: En la Imprenta Real de la Gazeta” dada en Madrid a dos de mayo de 1772.

Esta real provisión contiene la instrucción que reglamenta la entrega de las Librerías por las Juntas Provinciales y Municipales para “Bibliothecas públicas de los Palacios Episcopales”, creadas en la Real Cedula anterior, salvo en algunos casos concretos que especifica la instrucción; y en ella se ordena a las respectivas juntas que se entreguen las librerías a los Arzobispos y Obispos, además de que se recoja recibo de la entrega y que se separen en estas mismas bibliotecas los libros que contengan doctrinas perjudiciales al “Dógma, Religion, buenas costumbres, y regalías de S.M.”.

El acatamiento de esta Real Cedula y Real Provisión la podemos observar en las anotaciones manuscritas que aparecen dentro de los volúmenes de “Biblioteca Episcopal de Plasencia”, a veces con el adjetivo de “Públicas”, de las cuales la más antigua encontrada está datada en 1778.

El Obispo de la Diócesis de Plasencia de aquella época era José González Laso y su implicación en la creación de la Biblioteca es constatable al mandar construir su estancia y las salas superiores del denominado “Palacio colonial”, y al enriquecer la colección de la Biblioteca al encontrarse varios volúmenes de su propiedad formando parte de la misma, e incluso un manuscrito de sus lecciones canónicas de cuando era estudiante en la Universidad de Salamanca.

También un claro ejemplo de la adopción y seguimiento de estas normativas, y del origen institucional como tal de la Biblioteca, es la aplicación de las siglas “B.E.D.P.” en el lomo de los volúmenes, debajo del autor en mayúsculas y el título asignado en minúsculas.

Clasificación de la Biblioteca

La Biblioteca está clasificada de forma general, aunque con algunas excepciones sobre todo para completar huecos que quedaban en las baldas, y teniendo en cuenta la disparidad de los tamaños de los libros que la compone; por el sistema de clasificación de Oliver Legipont monje alemán de la Orden de San Benito, cuyo sistema de clasificación está basado en la materia de los libros y no en el orden de llegada o tamaño de los mismos; aunque, este último aspecto si lo tuvo en cuenta el bibliotecario que organizó la Biblioteca, cuestión que ya es apreciable en la disposición y composición de las estanterías.

Legipont publicó su obra en latín, en Nuremberg en 1747, y solo se conoce una edición en lengua vernácula traducida por Joaquín Marín, en una edición impresa en Valencia en 1759, de la cual la Biblioteca tiene un ejemplar; por lo tanto, el sistema de clasificación de la Biblioteca surgió en plena Ilustración.

Las cuatro clases principales que establecía este sistema de clasificación son: “Theologíca, Filosófica, Histórica y Jurídica”, y a partir de ellos se subdividían en otras subclases. Tomando como origen de estas cuatro clases principales a “Las Sagradas Escrituras”, fuente de todo el saber y de la verdad según el sistema de clasificación, este origen sagrado del conocimiento era el que lo iniciaba y del cual se desarrollaban el resto de ciencias; por lo tanto, las Biblias son las primeras obras que se instalaron en la Biblioteca, las cuales tienen las primeras signaturas, como es el caso de los cinco primeros volúmenes de la Biblia Poliglota Complutense, el sexto volumen de dicha Biblia es el diccionario de hebreo, el cual se encuentra instalado junto con el resto de diccionarios, una prueba más del seguimiento de este sistema de clasificación para la organización de la Biblioteca.

En la obra de Legipont se incluye dos mapas, señalando la puerta como punto de referencia, y la Biblioteca sigue dichos mapas para la clasificación de sus fondos, además en dicha obra se especifica la necesidad de adaptar las estanterías a la estancia de la Biblioteca, situándolas contra las paredes, adaptando por supuesto las estanterías al tamaño de los libros, siguiendo la máxima de que la biblioteca se tiene que adaptar a los libros. Esta máxima se sigue en la Biblioteca y aunque desconocemos cuando se organizó exactamente sigue el sistema de clasificación de Legipont, pudiéndose considerar por lo tanto una Biblioteca de la Ilustración, que ha permanecido como una burbuja en el tiempo hasta nuestros días.

La Biblioteca tuvo mucho uso en los siglos posteriores, prueba de los numerosos elementos encontrados entre sus obras, e incluso existe la leyenda de que las estanterías se tapiaron durante la ocupación francesa para salvar su colección.

Aunque de momento no se ha podido verificar documentalmente esta leyenda, si se ha comprobado por testimonio oral que las entradas de la Biblioteca se tapiaron, quedando cerrada hasta su descubrimiento posterior en los años 70 de ese mismo siglo, gracias al Obispo Antonio Vilaplana Molina.

No se sabe con certeza cuando fue tapiada la Biblioteca, pero hay varios indicios que hacen presuponer que fue en la década de los años 30 del siglo XX. Es seguro que en las décadas posteriores se sabría de la Biblioteca y de su existencia, aunque permaneció cerrada hasta la llegada del Obispo Antonio Vilaplana Molina, el cual desconocía su existencia.

Colección de la Biblioteca

Su colección está integrada por 4.923 volúmenes que componen 6.366 obras, está diferencia entre volúmenes y obras es debido a la creación de volúmenes facticios, que se originaban para aprovechar las encuadernaciones, por su coste económico, encuadernando diferentes obras en el mismo volumen.

La colección disgregada por fecha de impresión de sus volúmenes es la siguiente:

  • Ø 1 obra protoincunable hasta 1480
  • Ø  7 incunables 1480-1500
  • Ø  133 obras postincunables 1501-1530
  • Ø  773 obras impresas entre 1531 y 1599
  • Ø  993 obras impresas durante el siglo XVII
  • Ø  2.989 obras impresas durante el siglo XVIII
  • Ø  159 obras impresas durante el siglo XIX
  • Ø  10 obras impresas durante el siglo XX, siendo la más moderna de 1927

Estas cifras por supuesto no son exactas, se tiene que tener en cuenta que en los volúmenes facticios solo se ha tenido en cuenta la fecha del primer volumen, excepto en los incunables; por lo tanto, los datos son aproximados y falta contabilizar esos volúmenes integrados en los volúmenes facticios.

Las materias que abarcan las obras de la Biblioteca son de todas las facetas del conocimiento, aunque como es lógico, predominando los del ámbito religioso, pero abarcan gran parte del conocimiento universal y su evolución durante varios siglos.

La colección más voluminosa que abarca y de donde procede su nombre popular “Biblioteca de los Jesuitas” es de la “Librería del Colegio de los Jesuitas de Plasencia”, el más antiguo de Extremadura inaugurado en 1554 que impartía estudios de arte, filosofía, teología y gramática.

Respecto a los autores, lógicamente con la disparidad de materias de los volúmenes de la Biblioteca, hay obras de, y sobre, la gran mayoría de autores relevantes a lo largo de la historia en sus disciplinas, destacando por supuesto los grandes clásicos griegos y romanos como Platón, Aristóteles, Séneca, Homero, Hesiodo, Esopo, Eurípides, Euclides, Jenofonte, Cicerón, Ovidio, Quintiliano, Terencio, Julio Cesar, Virgilio, Horacio, Tito Livio, Plutarco, Isocrates, Galeno, Ptolomeo, Teofrasto, etc. Por supuesto, todos los grandes autores de la cristiandad y en este apartado lo raro es no encontrar a alguno de ellos.

Además de grandes autores del renacimiento como Leonardo Bruni, Pico de la Mirandola, Pedro Ciruelo, Miguel de Cervantes, Giovanni Boccaccio, Johannes de Sacro Bosco, Tomos Moro, Blaise Pascal, Juan Luis Vives, Giordano Bruno, Miguel Servet, Ambrosio de Morales, etc. Y muchos otros de la Ilustración.

En este apartado de autores no se puede dejar de destacar a Erasmo de Róterdam del cual se han detectado 38 obras en las cuales participó, incluyendo varias obras cumbres, y a Ramón Llull del cual hay 32 obras incluyendo dos manuscritos sobre él.

No cabe duda de que se trata de una Biblioteca única tanto por su creación, sistema de clasificación y la conservación de sus características originales hasta nuestros días, sin olvidar sus colecciones y obras, siendo el reflejo de lo que fue una biblioteca especializada en tiempos de la Ilustración que ha llegado hasta nuestros días tal y como se creó.


Mas información:
v  Díaz Majada, Gorka. La catalogación de la Biblioteca Episcopal de Plasencia. Una Biblioteca de la Ilustración con incunables (I). Alcantara: Revista del Seminario de Estudios Cacereños, julio-diciembre 2021. Sexta época, no92. p. 51-72.
v  Díaz Majada, Gorka. La catalogación de la Biblioteca Episcopal de Plasencia. Una Biblioteca de la Ilustración con incunables (II). Alcantara: Revista del Seminario de Estudios Cacereños, julio-diciembre 2022. Sexta época, no94. p. 47-72.